miércoles, abril 23, 2008

La gente que tuvo un gran amor de joven tarda más en encontrar otro amor igual. El amor joven es el más puro, el que cala más hondo. Es una bendición en el momento, pero luego, cuando, como es normal por esas cosas de la vida y del crecimiento dispar, la relación -y ojo que no digo el amor- se diluye, ya no hay lugar para un amor menos intenso. Y si sucede otro es simple engaño.
Es increíble como a los quince años el amor puede ser tan intenso, es imposible creer que ocho años después sienta que no hubo amor más profundo, que mi alma le sigue perteneciendo. Y es una locura, lo sé. 
Dije amar a otro en algún momento, pero siempre supe que no era lo mismo. Y aunque sé que ese primer amor, así de cursi, ya no nunca volverá a ser como era no me resigno a buscar alguien que me revuelva el alma como ese que dejó su marca de acero en mi cuerpo. 

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