Traerá polvo, migas.
Se llevará la claridad que nunca tuve.
Pero aquí lo espero, estatua de sal, guerrera incierta, empuñando la espada de la duda, por si algúna certeza intenta socavarme. Por más fuerte que seas, viento, mi llanto será más alto y podremos mirarnos con los ojos turbios, en un rincón de mi triste guarida.
Entonces, saldrán a relucir las heridas que lameremos como perros en la noche porteña.
Será polvo, seré ceniza, somos cuerpos que se mueven en la brisa.
Pisadas en el asfalto, sigo los pasos de nadie.
Es el viento que me lleva y me dice con labios amargos algo que no entiendo,
y no quiero explicarlo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario