Entre él yo, solo una gota espesa, violácea, pura, culpable. Solo un mar turquesa que no se corría. Que opacaba la impaciencia de su mirada.
Y esto me dijo otra: soy vos y por eso me odiás. Entonces, muros ayer, cascadas. Fuegos fulminantes escapan.
Tu sangre
Él y yo entre silencios robados a una jaula desnuda.
Hoy una dama vestida de lila me devuelve la infancia y la escupe. Y el mar turquesa estraga tu asqueroso nombre.
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