El amor me duele. Miro esos ojos enamorados y un dolor dulce y delgado sube por mi espalda como si viniera de muy lejos, de un tiempo remoto, de lugares abstractos y lejanos.
Viene lento, casi pidiendo permiso. Después pasa suave por la nuca y cuando llega a los ojos lo descubro saliendo por mis pupilas. En la mirada del otro encuentro este dolor que no entiendo. Que es bronca, que no quiero que se escape. Y sin embargo allá va mezclado con mi mirada enamorada y cuando llega al otro veo un cambio sutil en su mirada. Es mínimo. Creo que ni él se da cuenta. Entonces me avergüenzo por sentir este dolor tan humano, tan sensible. Me avergüenza ser persona. Y corro la mirada y todo termina. El miedo, el dolor. Y también el amor. Solo queda entonces la vergüenza.
12-01-07 Ilha grande
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El amor viene así como una tormenta tropical esperada y sin embargo sorpresiva. Como burlándose de mí, duró poco. Salió el sol. Y la claridad me encegueció y ya no pude ver más nada.
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